Pronto contaremos con 200.000 muertos, sin que ejércitos y naciones se enfrenten, sin que una bala se dispare o una bomba estalle.
¿Es esto posible?
No solo es posible, lo estamos viviendo. Al causante de las muertes se le llama el enemigo invisible, es el Virus COVID-19 y causa las primeras muertes en la ciudad china de Wuhan, en donde se encuentra un laboratorio especializado en este tipo de investigaciones. ¿Casualidad?
Me permito hacer una correlación de fechas y acontecimientos.
El 31 de diciembre el Ministerio de Salud de Taiwán (no miembro de la Organización Mundial de la salud), en vía correo electrónico a la OMS en la que informa que hay siete contagiados aislados afectados por una neumonía atípica tipo SARS, (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), virus que desapareció, no posee cura y se transmite de persona a persona.
El 3 de enero el ministerio de salud de China informa a la OMS que cuenta con 44 contagiados aislado. Omite este comunicado informar que el virus se transmite de persona a persona.
La OMS sabe que el SARS se transmitió de persona a persona y lo saben los epidemiólogos chinos. Pero ambos callaron. ¿Los hará esto cómplices o encubridores de lo que luego sucedería?
Es hasta pasados 11 días, el 14 de enero que la OMS informa de casos limitados contagiados y aislados en China.
Si el 31 de diciembre habían 7 contagiados aislados y el 3 de enero el número de contagiados aislados alcanza los 44; es de suponer que para el 14 de enero cuando la OMS informa al mundo, es posible que los contagiados aislados rondaran los 200. Importante y hay que destacar que la OMS ignora el advertir que este virus tipo SARS, se transmite de persona a persona.
25 días después el 24 de enero, la OMS admite que el virus se transmite de persona a persona.
Las personas residentes de Wuhan, las que visitaron y salieron de la ciudad viajaron sin restricciones llevando con ellos la muerte al contagiar sin saberlo a personas en todo el mundo. Los portadores no lo sabían, ¿lo sabía en partido comunista? ¿La dirección de la OMS? ¿Lo sabían las autoridades epidemiológicas de China? ¿Por qué enmudeció el gobierno chino? ¿Por qué la OMS guarda silencio si sabe que el SARS se transmite de persona a persona? ¿Fue esta una acción premeditada de los globalistas para detener el avance económico de Estados Unidos, y el desarrollo de un nuevo orden mundial? ¿Es esta la forma de recuperar las pérdidas que con las sanciones económicas sufre China?
¿Por qué el virus no se propagó a otras ciudades de China? Será por qué ellos sabían que se transmitía de persona a persona, y cerraron sus ciudades a las personas de las ciudades contagiadas, pero las dejaron viajar al resto del mundo. ¡No parece haber otra explicación!
El daño al mundo está hecho, países ricos y pobres están afectados y aún no se sabe cuál será el total de muertos y cuánto tiempo tardará la economía en recuperarse. ¿Qué tiempo deberán esperar los desempleados para recuperar sus empleos, y cuantas empresas lograrán recuperarse de las pérdidas ocasionadas por el enemigo invisible?
Muchas son las interrogantes, las evidencias apuntan a que hay un culpable y cómplices. No sabemos si ¿La culpa fue involuntaria o a propósito? Importante duda para resolver. Habrá que esperar que las investigaciones concluyan.
Además, se sospecha de otras complicidades cuando los políticos opositores utilizan estas situaciones para atacar, desprestigiar e incluso intentar derrocar gobiernos. Esto sucede en los Estados Unidos en donde el presidente Donald Trump el 31 enero suspende el ingreso de vuelos de china procedentes de Wuhan.
Lo que conduce a los demócratas a acusarlo de xenofóbico, pues afirmaban que nada de lo que vivimos iba a pasar. El 12 de marzo ya no se permiten vuelos de la Unión Europea, cuyos países fueron receptores de los chinos que no se admitieron en los EE. UU. además de esperar y tomar medidas estrictas esperando el tardío dictamen de la OMS.
En nuestro país El Salvador, la oposición ha hecho lo posible e incluso instrumentado a los poderes legislativos y judicial para descarrilar las acertadas políticas de los expertos en salud apoyadas por el presidente Bukele quien continúa contando con el apoyo de la mayoría de su pueblo, de no ser así, ya lo habrían derrocado no daríamos abasto para enterrar los muertos.
Encerrados si estamos, sin trabajo también, cansados del encierro, además. Pero en El Salvador gracias a Dios la pandemia la hemos evitado, estamos mucho mejor que Francia, Italia y otros países. Me preocupan los hermanos de África y pido oremos por ellos.
De lo malo algo bueno, la familia unida, menos contaminación y nos espera un nuevo estilo de vida.
Juntos los salvadoreños saldremos fortalecidos de esta desventura.
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