viernes, 16 de octubre de 2020

La prensa y las medias verdades

 La prensa fue antes conocida como el cuarto poder

Ejecutivo, legislativo, judicial y prensa. Históricamente la prensa creció y se desarrolló primero como medio impreso, luego vino la radio y la T. V. llega en 1956, medio que además desarrolló el periodismo.

Claro los periódicos, los noticieros radiales y los televisivos pertenecieron casi siempre a familias con poder económico y las excepciones como competencia fueron desapareciendo.

Su información era limitada, los rotativos los veías una vez al día en la mañana o por la tarde. La radio limitaba las noticias a la mañana, el medio día y el anochecer, momentos de descanso y reunión familiar y la T. V. siguió el mismo horario hasta la fecha.

Por supuesto de la década de los 50 a mediados de los 90, la población dependía de ellos para enterarse y los periodistas de entonces, eran profesionales que laboraban con poco control “editorial”, es decir con poca censura de los dueños de los medios. Claro en casos como escándalos de la iglesia, el control editorial era total, estás historias eran vedadas.

El poder de este tipo de empresas creció al punto de desestabilizar y provocar la caída de gobiernos, lo que indujo a los gobiernos militares a otorgarles a los medios de prensa privilegios para que esta omitiera publicar noticias que provocaran su caída.

Entre estos privilegios que aseguraban su estadía gubernamental se les otorgó a los dueños de los periódicos el derecho a ser los importadores únicos de papel al país.

Este importe fue suficiente para callar la crítica excesiva, pues los dueños de periódicos al monopolizar el papel decidían su precio, controlaban la competencia y les permitió crear nuevas empresas como revistas y decidir qué papeles estarían disponibles o no para los consumidores. Este soborno gubernamental funcionó de maravilla.

En el caso de las radios y la T. V. el gobierno otorga las licencias y frecuencias de transmisión y él decide quien tiene acceso a solicitarlas y comprarlas y quien no. Claro que los favorecidos debían cumplir el compromiso de “no” sobre pasar el límite de crítica al gobierno de turno.

La corrupción avanzó, los empresarios hacían billete y los gobernantes podían robar con impunidad o violar los derechos humanos seguros de que no serían denunciados. De esta forma las “líneas editoriales” fueron coartando la libertad de prensa, el trabajo del periodista dejó de serlo y los lectores lo notábamos.

Por su puesto los que leíamos, escuchábamos y veíamos noticias al inicio creíamos en un 100 % lo que los medios tradicionales nos decían. Comprábamos el periódico, al medio día o al regresar del trabajo lo que hacíamos era encender la radio o la T. V. para estar informados.

Este sistema de información nos condujo a polarizarnos ideológicamente, a odiarnos y matarnos entre hermanos, destruir nuestro país y a que nuestra familia se separará.

Por supuesto que hubo unos pocos que hicieron fortuna con estas acciones, pero la mayoría perdimos familiares, amigos y nivel de vida.

En 1995 se da un cambio brusco en el sistema de información en El Salvador. Este cambio se llama INTERNET y da paso a que los medios tradicionales de información vayan perdiendo influencia en la población, la circulación de periódicos y audiencia de los medios disminuye y como empresas para sobrevivir deben hacer cambios.

El despido de periodistas y personal, el cierre de sectores como el de cultura, el aumento de precio y reducción en páginas y tiraje se empiezan a dar.

La información en el año 2001 es 24/7 y más completa y verdadera en el internet que en los medios locales de prensa. Baja la venta de periódicos y la audiencia en noticieros. Esto cambia la dependencia del negocio en 180 grados. Ahora los anunciantes mantienen al periódico y noticieros, no el público necesitado de noticia.

Entonces los medios ya no deben su existencia a sus lectores, si no a sus anunciantes. Ahora no pueden ir en contra del interés del anunciante corrupto pues si no se anuncia, deberán cerrar.

Su influencia se ha reducido, pero aquí y en EE. UU. favorecen intereses ajenos a los del pueblo, lo que hace bajar su credibilidad.

¿Su fin está por llegar?

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