lunes, 16 de marzo de 2020

De qué trata el libro: LOS GUERREROS DE LA LIBERTAD

Es la historia de un pueblo que de los años 50 a mediados de los 60 vivía en paz, y en el que sus ciudadanos eran conocidos como trabajadores. El ingreso de su mano de obra permitía un crecimiento moderado y las diferencias económicas entre ricos y pobres, eran menores que en los Estados Unidos según la O. E. A.
Por supuesto fuera de sus fronteras se daba la lucha por el dominio mundial entre el capitalismo y el comunismo y a El Salvador no se le permitía mantenerse al margen.
La cercanía territorial con los Estados Unidos le hacía sentir su fuerte influencia. Por lo que, a partir del triunfo de la revolución cubana, se nos hizo creer a los salvadoreños que tener militares como gobernantes era nuestra forma de democracia. Pero esto se daba por que los gobiernos en los EE. UU. decidían que los gobiernos de los uniformados por su naturaleza autoritaria mantenían a la población sometida y esto dificultaba que las ideas revolucionarias fueran acogidas por ciudadanos y políticos locales.

Pero el poder en la nación del norte tal y como fue advertido por el general Dwight Eisenhower, se alejó del modelo democrático, corrompió su sistema judicial, y esto dio paso a que las decisiones no se tomaran en beneficio del pueblo y en cambio beneficiaran a la élite financiera y política que desde los años 60 consolida su poder, a través de la guerra y las finanzas.
Las guerras son entonces un negocio muy rentable, pero la cantidad de vidas perdidas en Vietnam hace que el pueblo norteamericano se vuelva en contra de las élites y el negocio de la guerra. Razón que los obliga a implementar sus acciones en forma diferente; pero de manera que siempre permita la desestabilización regional, el control de los recursos naturales de los países involucrados, y el no trasferir la tecnología, además, facilita a sus consorcios multinacionales adueñarse de los servicios que los gobiernos prestan a sus ciudadanos. De esta forma se asegura la dependencia y corrompen la institucionalidad mundial. Pero ¿Cómo harían las guerras, sin que las bajas de sus soldados afectaran la opinión pública norteamericana?
La solución fue genial, los ciudadanos de estos países serán los que se enfrenten y esto lo logran a base de una efectiva propaganda; facilita esta acción que los medios de comunicación mundial y locales están en pocas manos.
Para que salvadoreños, checos, argentinos, y otros pelearan entre si utilizaron el ODIO DE CLASES, este fue ideológico en el caso de los países latinoamericanos y en otros continentes religioso o étnico.
Las guerras se siguen financiando, financian a los dos bandos, los muertos los ponen los países en donde se da la “Guerra Civil”, y esto no molesta a la opinión publica norteamericana. El negocio continúa siendo rentable.
El exceso de poder y riqueza da paso a la corrupción, y los EE. UU. y Rusia fueron incapaces de contenerla y los pueblos en las urnas demandan el cambio de régimen. En China algo similar pero no tan drástico se da.
Como consecuencia de esta política extranjera corrupta, los salvadoreños unos se creyeron de izquierda y otros de derecha, se mataron por hacer prevalecer doctrinas que ya no tienen valides. Más de setenta mil muertos y desaparecidos, destrucción y separada la familia y aún persiste el odio.
Lastimosamente no existirá un mejor futuro, hasta que el trabajo por la causa nacional se logre.
Revelar esta verdad no es fácil, pues la incredulidad, el lavado de cerebros, el fanatismo, las leyendas y las mentiras repetidas mil veces, siguen siendo verdad para muchos.
Creer esto no es fácil, pues debes aceptar que fuiste engañado, utilizado y no todos tienen el valor de aceptarlo, prefiriendo continuar siendo cómplices de corruptos y asesinos.
A mi no me ha sido fácil aceptarlo y tampoco entenderlo, pero he dejado de ser cómplice de corruptos y asesinos.
Nunca es tarde para vivir con la verdad, con democracia y en libertad.
Si deseas aprender un poco, lee LOS GUERREROS DE LIBERTAD, investiga. Ahora puedes informarte de diversas fuentes y no permitir que otros dirijan tu vida.

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