El 4 de marzo de 2022 las tropas rusas tomaron la planta nuclear Zaporiyia, la más grande de Europa en el sureste de Ucrania.
Entonces el ministro de relaciones exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba declaraba:
Un desastre en Zaporiyia podría ser “20 veces más grande” que el de Chernóbil.
Los titulares de prensa previos a la derrota ucraniana en la planta nuclear decían: “El mundo contuvo el aliento la noche ante las noticias que llegaban de los bombardeos que las tropas ucranianas enfrentaban ante el avance de las tropas rusas hacia la instalación nuclear. Los incendios en la zona se controlaron hasta las cinco de la mañana”. Las tropas rusas se hicieron de la planta, sin que ninguno de los seis reactores se viese comprometido y no hubo señales de fuga de radiación.
Este noviembre de 2022 la región de Zaporiyia y la planta nuclear continúan controladas por las tropas rusas, pero la Casablanca y la OTAN a través del títere comediante y su ejército atacan con misiles de precisión la planta nuclear Zaporiyia desde el mes de agosto.
El títere comediante meses atrás en su falsa propaganda, pretendía hacer creer al mundo que los rusos atacaban la planta nuclear que ellos controlan, y esta mentira era repetida por la falsa prensa BBC, DW, CNN, NYT, y demás franquicia periodística. Por fin la OIEA (Organización Internacional de la Energía Atómica) liderada por el director general Rafael Mariano Grossi y su equipo visitaron Zaporiyia en septiembre y comprobaron que los restos de las bombas en la planta eran de misiles ucranianos y de países occidentales. Pero en su informa este burócrata Mariano Grossi, asalariado de los EE. UU. no tuvo la entereza de aclarar este “pequeño detalle”.
Los bombardeos y los intentos de fuerzas especiales ucranianas de incursionar en la región de la central nuclear continúan y el que esto suceda quiere decir dos cosas: 1. Que la Casablanca y la OTAN dan luz verde a estos ataques sin importar que una fuga de radiación pueda afectar a residentes europeos, ucranianos y rusos. O 2. Que el títere comediante ignora las órdenes que recibe de la Casablanca y la OTAN que le mandan, no continuar los bombardeos.
En el primer caso, está claro que el proceder de la Casablanca se basa en ganancias monetarias y no en la preservación de la vida de humanos y la conservación del medio ambiente, pues una catástrofe de esta magnitud llevaría medio siglo o más en recuperarse. En el segundo caso el títere comediante está tan desesperado que sabe que ha perdido y que el lavado de dinero saldrá a la luz, y provocar un desastre nuclear culpando a Rusia le permitiría ganar tiempo.
El que como población mundial y salvadoreños ignoremos estos detalles, el que no demandemos de los culpables la rectificación de sus actos, se vuelve una dolorosa complicidad, en daño al planeta y que nos afectará a todos. Pero está claro, a pocos nos importan estos temas.
Cumplo con dar a conocer el tema, señalar los culpables y las consecuencias, pero la libertad de actuar es de cada persona.
Gracias a los sistemas antiaéreos y antimisiles de Rusia se ha evitado daños a la planta Zaporiyia y ojalá siga teniendo éxito, porque los millones de seres humanos que sufriríamos por este desatino de la Casablanca, no lo merecemos.
Callar no salva vidas, esa es tu decisión, pero debo recordarte que nuestra voz tiene poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario